Recién termino TRES ATAÚDES BLANCOS justo una semana después de haber comenzado su lectura. La dilación hay que atribuirla en primer lugar a mi pereza, pero la verdad es que la novela durante extensos tramos provoca un cierto sopor del que es difícil salir, donde el protagonista (y al final la co-protagonista le hace segunda) se suelta a describir pormenorizadamente la rutina en la que vive, una rutina que además de eso -la descripción de una rutina- funge como una especie de periodo de relajación entre los tormentosos acontecimientos en que se ve envuelto el personaje. Viene muy a cuento la lectura de TRES... teniendo en cuenta los sucesos que vienen acaeciendo a últimas fechas con mayor violencia en algunas repúblicas latinoamericanas, pero no porque la novela nos ponga en alerta o nos recuerde la clase de sociedad en la que vivimos día a día (unas más peligrosas que otras). Eso no es necesario, lo sabemos de sobra (al menos creo que lo sabe el público potencial para el que está...