I nconforme con el ganador del premio Anagrama de novela del a ño en curso, me dispongo a comentar el libro ganador del a ño pasado. Ya el hecho en sí de que Álvaro Enrigue hubiera ganado el premio Herralde de novela era de llamar poderosamente la atención, me explicaré, pero cuando me fui a ver de qué se trataba el libro triunfador y más todavía cuando lo leí, me pregunté seriamente si el jurado lo habría leído bien, y si conocerían medianamente la obra restante de Enrigue. Hay que suponer que así fue, pero la pregunta es lícita: ¿ Muerte súbita es una novela? Para cualquier lector que haya seguido las páginas de Hipotermia , Vidas perpendiculares o Decencia sabrá que a Enrigue lo que más le atrae es coquetear con los géneros, con el corte y la distribución de historias. Con el primero de los títulos mencionados persiste la discusión de si estamos ante una colección de relatos o de si somos testigos de un "nuevo" género en el que cada una de las narraciones, ind