Esta semana me encontré con algunos de los textos tempranos de Vargas Llosa. Mi primera impresión ante la obra había sido, hasta antes de la lectura de "Los cachorros" -el último texto del volumen-, de total comprensión. Comprensión por una producción bien escrita, pero sin ser sobresaliente. Las historias si bien son simples, no son un problema en sí mismas. Quizá lo que desagrade sea la manera de contar. Es clara la mano del escritor novel, inexperto, que a finales de los años cincuenta se da a conocer con estos cuentos, pero más allá de eso, me doy cuenta después de haber leído otras novelas de la producción posterior de Vargas Llosa que este autor nunca me ha conquistado. Hago una comparación rápida y burda entre Vargas y Carlos Fuentes. Éste último tampoco ha podido complacerme del todo, y sin embargo puedo -humildemente y no sin mucho trabajo- ver el genio en su manejo del lenguaje, por ejemplo, en sus vivas descripciones de caracteres. Pero en Vargas no encuentro muc