Praga está de moda. Todo el país lo está, y la razón es que durante los próximos seis meses la República Checa presidirá el consejo de la Unión Europea; es decir, será como el presidente de Europa durante un semestre. El anterior fue para Francia -Sarkozy no se hacía a la idea de dejar el "poder"- y esta vez es para los checos. La comunidad europea no está muy confiada acerca del buen desempeño de este pueblo en tal empresa. Además, el país no está aún en la "Eurozona" y la mayoría de la población aún no quiere estar ahí, según afirman, de esa manera la crisis mundial los perjudica un poco menos. Por otro lado, el presidente checo, Vaclav Klaus es un "anti-euro"; me explico, no le hace muy feliz la idea que la Unión Europea ostenta, pues aduce que las políticas no son uniformes. Otra vez, se trata de una comunidad, pero con trato distinto para los países ricos -Alemania o Francia- y para los no tan ricos. No le convence a él y a muchos en este país. En esos dos puntos radica el interés este semestre. Veremos.
Catecismo frecuente de este tecleador, cuya lectura le ha provisto de una escama protectora contra esta maraña "que se proclama mundo", el texto que sigue es una nítida muestra de lo que se denomina "cortaziano". No deja de sorprenderme. La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso por la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero "Hotel de Belgique" . Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual tod...
Comentarios